El ultrasonido se suma al extenso abanico de opciones de tratamientos estéticos no invasivos: su acción sobre los tejidos causa un micromasaje celular y molecular logrando efectos terapéuticos.
Esta técnica induce a la vasodilatación y ayuda a mejorar el metabolismo del tejido adiposo, reestableciendo la microcirculación que se ve afectada por la celulitis. Este tratamiento tiene excelentes efectos antiedematosos, incrementando el drenaje linfático y aumentando la permeabilidad de la piel, además de tener un importante efecto trófico y antiinflamatorio. Es de gran utilidad como complemento de otros tratamientos estéticos no invasivos.
Podemos determinar dos tipos de ultrasonidos:
- Focalizados: se aplican sobre un área específica del cuerpo, como es el caso de tejidos afectados por la celulitis, penetrando hasta el tejido adiposo para romper con su estructura interna sin dañar los tejidos adyacentes
- No focalizados: son de menor intensidad y se utilizan para tratar superficies corporales más extensas. Normalmente esta aplicación se combina con otros tratamientos estéticos para mejorar los resultados
Aplicaciones del ultrasonido
- Tonificación de la piel
- Problemas de acné
- Celulitis
- Várices
- Edemas y problemas circulatorios
- Queloides, Dupuytren, etc.
- Lipoescultura
- Tendinitis
- Contractura capsular en la mama luego de un implante
- Ciática
- Contracturas
- Lumbalgia
- Fibrosis
El ultrasonido logra sus efectos a través de su capacidad de transmitir energía, provocando así un efecto térmico y un efecto agitador:
- Efecto térmico: trófico antiinflamatorio
- Agitación molecular: analgesia a baja intensidad, dolor a alta intensidad
- Incremento de las reacciones metabólicas
- Efecto vasodilatador
- Acción antifíbrina
- Acción coloidoquímica
- Incremento de la circulación sanguínea en las zonas tratadas
El ultrasonido no se recomienda en:
- Trastornos de la sensibilidad
- Tumores
- Mujeres embarazadas
- Inflamaciones agudas
- Zonas isquémicas
- Zonas cercanas a los globos oculares, oídos y cerebro